Por Jonás Solano / @jonas_esm en IG y @jonas_solano en TW
Guardiola ya se había graduado en el fútbol de construcción, ahora lo hace en el de reacción. El Manchester City hizo a un lado ese fútbol de posesión, que tanto ha caracterizado a los equipos del catalán, para apostar por uno más inteligente, estratégico y de posición.
El PSG inició el partido a toda marcha en los primeros diez minutos, poseía el balón y lo llevaba al último cuarto de cancha, pero los ciudadanos estaban firmes en defensa, asumiendo su rol de equipo que espera para atacar en transición.
En el minuto 11, Ederson, como si de un mariscal de campo se tratase, conecto un pase de casi 80 metros para que Zinchenko lo recibiera al costado izquierdo del área. El joven ucraniano puso el cuero en la media luna para que De Bruyne rematase, pero su tiro se estrelló en Florenzi y el rebote cayó en los pies de Mahrez, quién chutó un tiro raso y cruzado que esta vez Keylor no pudo detener.
A partir de aquí el conjunto parisino cayó en la desesperación y desapareció del Etihad. Mantuvo siempre la posesión, pero nunca más estuvo en el juego. Corrían más con la ansiedad de marcar que con un orden para atacar.
Los de Manchester se hicieron dueños del encuentro con y sin balón, demostrando que el fútbol no es solo un arte atacando con el esférico a los pies. La segunda mitad la domino por completo el equipo de Manchester y así llegaría su segundo tanto en el 63’ con un contraataque de ensueño que finalizó nuevamente el argelino.
La impotencia de los de Pochettino tras el gol provocó tres amarillas y una absurda roja a Di María. Tuvieron para marcar muchos más, pero los ‘citizens’ congelaron el partido y consiguieron la clasificación a su primera final del máximo torneo del viejo continente.
Mañana conocerán a su rival en la final entre Chelsea y Real Madrid, y el sábado pueden proclamarse campeones de la Premier League para ponerse así a noventa minutos del triplete.